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Las formas del silencio. Breve autobiografía glotopolítica

Paula Salerno
CELES-UNSAM / CONICET
psalerno@unsam.edu.ar

¿Cómo aparece la Glotopolítica en el recorrido académico de una lingüista? ¿Qué significa, para mí, glotopolítica? Estas son las preguntas que me hizo el profesor José Del Valle cuando me convocó a participar de esta mesa plenaria. Mi exposición se llama Las formas del silencio1 porque decidí responderlas mostrando cómo la Glotopolítica influyó en mi manera de comprender los silencios en mis investigaciones. A continuación, esta problemática me permitirá ilustrar mi relación con esta perspectiva sobre el lenguaje y me conducirá en el trazado de una breve autobiografía académica.

1. Lo no dicho

Los silencios estuvieron presentes en mis proyectos de investigación de distintas maneras. Voy a empezar con un ejemplo de mi tesis doctoral (Salerno, 2018), que consistió en un análisis de los discursos de ls presidents Néstor Kirchner (NK) y Cristina Fernández de Kirchner (CFK) sobre la Guerra de Malvinas, ocurrida entre Argentina y Reino Unido en 1982. En esa instancia, quise ver cómo cada presidentx construía discursivamente la cuestión Malvinas en ocasiones de conmemoración y cómo los principales medios de comunicación nacionales retomaban y reformulaban sus discursos. El corpus me permitiría observar la afirmación de una política nacional y las tensiones que la atravesaban.2

Veamos, entonces, un fragmento del primer discurso de Néstor Kirchner en el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, y su reformulación por parte del periódico Clarín.

 

Néstor KirchnerDiario Clarín
Las Malvinas serán argentinas. Por el diálogo, por la paz […] No hay nada de la nacionalidad que se pueda recuperar de rodillas, se recupera por la paz, con amor pero con dignidad, defendiendo los valores y la integración nacional de nuestra tierra. (02/04/2004)En un acto en Ushuaia, el Presidente […] dijo que las islas se recuperarán por medios pacíficos, pero sin renunciar a los valores. (03/04/2004)

En estos enunciados, hay varios silencios. Por un lado, está el silencio constitutivo de todo decir, que Orlandi (2015a) llama “silencio fundador”. Específicamente, estos discursos son la realización de unas opciones sobre la materialidad lingüística, mientras las otras opciones del lenguaje con las que se podría haber expresado el mismo contenido quedan en el plano de lo no dicho. Para la analista del discurso brasileña, los sentidos “tienen que ver con lo dicho allí pero también en otros lugares, así como con lo que no es dicho y con lo que podría ser dicho y no lo fue. De ese modo, los márgenes del decir, del texto, también forman parte de él” (Orlandi, 2015b: 28, traducción mía).

Además, en el ejemplo expuesto hay otros silencios. En el enunciado presidencial, el tiempo futuro que indica que las Malvinas “serán argentinas” presupone que no lo son en el presente; el lexema “recuperar” asociado a la nacionalidad presupone que esta se perdió. El nexo adversativo “pero con dignidad” sugiere que hubo intentos no dignos de luchar por la soberanía, lo cual da cuenta de una posición crítica del enunciador hacia la guerra de 1982. El sintagma “nuestra tierra” evoca una postura determinista basada en la correspondencia entre nación y territorio.

La reformulación periodística, por su parte, omite elementos muy importantes del discurso de NK. Concretamente, son removidas todas las referencias a lo nacional: el sintagma “los valores” reemplaza la opción presidencial “los valores y la integración nacional de nuestra tierra”, mientras el lexema “nacionalidad” y la proposición “Las Malvinas serán argentinas” están ausentes. El diario borra, así, un componente central de la identidad política construida en los discursos de NK en recurrente asociación con la refundación nacional.

Silencios fundadores, presuposiciones, implícitos, evocaciones, omisiones. Estas y otras formas de lo no dicho eran mi manera de abordar los silencios en ese proyecto, que enmarqué en el Análisis del discurso.

Estaba trabajando estas cuestiones cuando se hizo el primer Congreso Latinoamericano de Glotopolítica en 2015, acá en Chile. Y ahora empiezan mis confesiones. Yo no fui a ese congreso, ni mandé una propuesta, ni barajé remotamente la posibilidad de asistir. Cuando un amigo y colega me preguntó por qué no iba, le dije: “lo que yo hago no es Glotopolítica”. Hoy, sin embargo, me parece evidente que, por ejemplo, los periódicos que analizaba se comportaban glotopolíticamente ya que actuaban sobre el lenguaje con una impronta política al intervenir los discursos presidenciales y, en ese gesto, disputaban el poder de la construcción de sentidos no solo sobre Malvinas, sino sobre los gobiernos de turno.

2. Transición: silencios situados

Hacia el final del doctorado me empecé a hacer varias preguntas sobre mi forma de investigar, y una se vinculó con la toma de la palabra. ¿Quién tiene derecho a hablar sobre Malvinas? ¿Y por qué mi interés estaba en los discursos dominantes de presidentes y medios, más que en lo que esos discursos dejaban afuera? ¿Por qué, en todo caso, mi preocupación por lo no-dicho asumía los límites dados por el discurso institucional? ¿Por qué no ir a buscar lo no dicho en prácticas sociales carentes de poder, en luchas simbólicas, en hablantes marginadas, en otros silencios y silenciamientos?

En paralelo resurgían en nuestra región los movimientos feministas masivos, en forma de “marea verde”. Esto implicó, para mí, al menos dos cosas. Por un lado, se volvieron importantes las reflexiones desde lo afectivo con mis amigas y mis colegas mujeres, y acompañé estos diálogos con una incursión en lecturas sobre epistemología feminista. Las manifestaciones en las calles de Buenos Aires y en los espacios digitales se volvieron cada vez más significativas en mi vida personal. Desde entonces, para mí, lo personal es político y lo académico es personal.

Por otro lado, el boom del lenguaje inclusivo nos demostró que las que saben sobre el lenguaje no siempre somos las lingüistas. En este caso, los movimientos sociales y las activistas eran las expertas, y lo que hicimos nosotras fue tratar de entender y de continuar, desde nuestra formación, una reflexión sobre el lenguaje que ya había empezado hacía tiempo.

En ese camino, la Glotopolítica me ayudó a darle lugar a las acciones deliberadas sobre el lenguaje, no ya solo las elecciones inconscientes de un “sujeto atravesado por la ideología”; de modo que me centré en una nueva pregunta: ¿cómo se articulan el funcionamiento de la ideología en el discurso y la agencia de las hablantes?

En esa misma época, ocurrió otro hecho importante en mi país. Empezó a aparecer en la televisión y en los medios digitales un grupo de mujeres que había participado en la Guerra de Malvinas y que habían estado en silencio por más de 30 años. Ellas se autodenominaban “veteranas de guerra” y le reclamaban al Estado nacional una reparación histórica. Después de mucho dudar, propuse investigar sus discursos. Hoy considero que esta fue una decisión glotopolítica, en el sentido de Marcellesi y Guespin: “toda decisión que modifica las relaciones sociales es, desde el punto de vista del lingüista, una decisión glotopolítica” (1986: 15), tal como lo encontré traducido en las clases de Sociología del lenguaje de la Universidad de Buenos Aires dictadas por Elvira Arnoux.

Ya Wodak (2009) había señalado la necesidad de observar las tensiones que operan en la “co-construcción” de grandes nociones, como “nación”, “identidad nacional” y, en mi caso, “Malvinas”. Esta idea de co-construcción de memorias sobre la guerra me llevó a prestarle atención a otras voces, no oficiales ni legitimadas. Teniendo en mente que lo político no es propio de los discursos producidos por la élite dirigente, sino también de aquellos que involucran relaciones de poder y de resistencia, armé un proyecto de posdoctorado en el que seguía intentando dilucidar los discursos contemporáneos que construyen la gran «cuestión Malvinas», pero escuchando voces silenciadas. Mi última investigación fue, entonces, sobre las mujeres veteranas de la guerra de 1982.

3. Los silencios y sus hablantes

Las veteranas de Malvinas empezaron a intervenir sobre el espacio público del lenguaje en 2014, más de treinta años después del fin de la guerra en 1982. Antes de ese año, lxs argentinxs no sabíamos que en la guerra habían participado mujeres. Era una coyuntura propicia, en el marco de movilizaciones feministas, para que ellas tomaran la palabra. No olvidemos, sin embargo, que se trata de mujeres militares. No solo las Fuerzas Armadas (FFAA) han relegado a las mujeres a un plano minoritario y minorizado, sino que la sociedad argentina tiene una relación muy conflictiva, incluso traumática, con lo militar desde la última dictadura (1976-1983). En este contexto, el carácter glotopolítico de la iniciativa de las veteranas es contundente: decidieron ejercer la palabra en una sociedad que, hasta entonces, no había querido escucharlas.

En el marco de conquistas progresistas y movimientos sociales que revalorizan el rol social de las mujeres y personas LGBTIQ+, estas mujeres empezaron a tomar el micrófono en la televisión, vestidas con uniformes militares. Comenzaron a poner el cuerpo y la feminidad para narrar una faceta de la guerra que hasta entonces era desconocida por la sociedad. Reclamar que las nombren “veteranas” de guerra, en femenino, cuando la ley define al “veterano de guerra” en masculino es otro gesto glotopolítico que desafía la nominación legal y tradicional.

3.1 Silenciamiento

Mis primeras preguntas:

¿Qué mujeres hablaban en los noticieros? Tres de la Fuerza Aérea, dos de la Armada, una o dos del Ejército.

¿Sobre qué mujeres hablaban los medios de comunicación, personalidades institucionales o influencers? Sobre 14 o 16 mujeres, de distintas Fuerzas.

¿Cuántas mujeres participaron en la guerra de Malvinas? Según mi indagación, más de 267.

¿Por qué no hablan también las demás? ¿Por qué no se habla sobre ellas? Sin dudas, el origen de estos silencios está en lo que se llamó “desmalvinización”, un olvido deliberado que se implementó en Argentina ni bien terminada la guerra y que se extendió durante los inicios del período democrático, en principio, por temor a que honrar la guerra y a los soldados pudiera habilitar a los militares a retornar al poder.

Orlandi (2015a) explica que una de las formas del silencio es la política del silencio, que ella llama “silenciamiento” o censura. Consiste en la prohibición de decir aquello que es decible y afecta directamente la identidad del sujeto, al cual se le impide inscribirse en formaciones discursivas específicas. Cito: “Dado que en el discurso el sujeto y el sentido se constituyen al mismo tiempo, al proceder de este modo [prohibir ciertas palabras para prohibir ciertos sentidos] se prohíbe al sujeto ocupar ciertos “lugares” o, mejor dicho, se prohíben ciertas “posiciones” de sujeto” (2015a: 76).

En mi trabajo, fue necesario considerar la especificidad de este silenciamiento. Por un lado, me encontraba ante enunciados de personas que vivieron una guerra. Según Winter (2019), los silencios políticos son muy habituales en relación con los sucesos bélicos y “ocurren cuando grupos de personas deciden enterrar las huellas de sus actos deshonrosos” (228). Por otro lado, las hablantes son mujeres carentes de poder. Winter llama “silencio existencial” al que se produce cuando determinado grupo de sobrevivientes intenta imponer su derecho a hablar por sobre el de otros grupos. Esta postura, explica, responde a una visión romántica de la experiencia bélica, según la cual solamente quienes vivieron la guerra conocen lo sucedido y, por eso, las demás personas deberían mantenerse en silencio. Para el historiador, “una de las consecuencias es una inevitable tendencia a la misoginia entre estos defensores de la sagrada fraternidad de hombres de armas” (Winter 2019: 228), lo cual afecta notablemente a las veteranas de Malvinas en sus posibilidades de ejercer la palabra.

3.2 Silencio y escucha

Pero no todo en el corpus era silenciamiento, sino que entre los materiales empecé a notar otros silencios y disonancias que requerían de mi parte una nueva posición epistemológica. Concretamente, decidí incorporar a mi investigación una mirada etnográfica. No solo desarrollé un cuaderno de campo e hice presente a mi yo, sino que decidí realizar entrevistas a las enfermeras militares de la Fuerza Aérea Argentina que se autodenominaban “veteranas de guerra”. Fue esta otra decisión glotopolítica.

Si con Orlandi aprendí que el silencio puede significar en sí mismo, con las veteranas aprendí que ese sentido no solo responde al carácter constitutivo del silencio en todo decir ni siempre se debe a un silenciamiento. Hay silencios que tienen distintos sentidos y formas y que pueden ser objeto de interpretación. Y, para citar a Orlandi una vez más, “el silencio no es transparente. Es tan ambiguo como las palabras” (2015b: 101). La pregunta es, entonces, ¿qué significan los silencios que se manifiestan en los discursos de las veteranas?

En las entrevistas, noté que había silencios que generaban sentidos nuevos y que los silenciamientos convivían con mecanismos de autocontrol, pero también con silencios de mujeres que no podían pensar para sí un lugar en la historia nacional. Y acá la otra confesión: uno de los silencios de las veteranas se vinculó con mi propia falta de escucha. En conversación con una de las enfermeras que le está reclamando al Estado su condición de veterana, ella me dice:

Hay gente buena y hay gente mala, hay gente que hizo cosas bien y hay gente que hizo cosas malas. Viste que hubo hechos que pasó, pasaron hechos, bueno del 76, todo eso, bueno, que era gravísimo, pero también se cuenta un solo lado, tampoco se contó la bomba de la Policía Federal que colocaron en pleno mediodía cuando murió un montón de gente. (G.H., Veterana de Malvinas, Fuerza Aérea)

La hablante evoca la “teoría de los dos demonios”, muy popular en los primeros años de democracia, según la cual la dictadura militar fue una suerte de guerra civil en la que participaron dos bandos -militares y terroristas- en una relación de igual fuerza y jerarquía.3 Al escuchar que, para esta veterana, se estaba contando “un solo lado” de la historia, la sola idea de negar el terrorismo de Estado fue, para mí, un punto de quiebre. Dejé de escuchar. No solo eso, sino que no logré ver la entrevista ni transcribirla hasta más de un año después de ocurrida. Cuando por fin lo hice me sorprendí de la cantidad de cuestiones importantes que había conversado con G.H. sobre su vivencia bélica y de la riqueza que su testimonio ofrecía para mi investigación. Entendí, entonces, que la escucha es una condición de posibilidad para el decir y que yo misma estaba silenciando a esta mujer. Este suceso me reveló en carne propia que una de las formas del silencio es la falta de escucha (Winter, 2019; Murray & Durrheim, 2019; Spivak, 1988).

3.3 Silencios estratégicos

Es posible que más mujeres vieran imposibilitada su participación en el discurso público por temor a la asociación entre sus acciones bélicas y el contexto dictatorial. De hecho, en determinados contextos, hay silencios que pueden ser deliberados e, incluso, estratégicos. ¿Qué dicen las hablantes sobre el silencio? Veamos el testimonio de A.E.:

Yo creo que fue un silencio, pero no programado. Porque hay algo muy importante y es que ni siquiera la familia pregunta. Ahora, yo tengo una teoría […] Creo que el cerebro es tan sabio que guarda y encapsula ese momento, ese recuerdo estresante por el que pasa. Y que lo reserva muchos años después cuando ya la persona ha madurado y lo deja volcar, lo empieza a aparecer porque ya lo puede soportar. Muchos no han podido encapsular ese recuerdo y han terminado con un cáncer o suicidándose. (A.E., entrevista personal 17 de marzo de 2022)

Sin dudas, el silencio de los seres queridos puede comprenderse desde la coyuntura de desmalvinización, aquella política de silenciamiento que guio la indiferencia de la sociedad civil en la posguerra. Se trataría de un silencio político (Winter, 2019), en el cual la falta de habla es un espejo de la falta de escucha. Desde esta perspectiva, el silencio de A.E. es una acción social que “se produce en respuesta a la realidad dominante de nuestras comunidades y nuestros intentos por mantener aquello que deseamos conservar” (Murray y Durrheim, 2019: 13), como la relación familiar o el orden imperante.

Pero, además, A.E. interpreta su propio silencio como un saber táctico, necesario para sobrevivir. Así, su silencio se presenta, no como una respuesta pasiva ni como una imposición, sino como una forma de resistencia (Coles & Glenn, 2019; Scott, 1985). La hablante hace silencio. Y su capacidad de agencia se manifiesta, en el fragmento citado, en los procesos en voz activa “guarda”, “encapsula”, “deja” y en la llamativa transitivización del verbo “aparecer”, que en español es intransitivo: “[la persona] lo empieza a aparecer [al recuerdo]” deliberadamente. La acción voluntaria de la hablante se expresa también mediante el modal de posibilidad: hay quienes “han podido” borrar momentáneamente el recuerdo traumático y quienes no. A.E., por el hecho mismo de estar hablando, se nos figura como quien logró resistir y superar el trauma.

3.4 Oír los silencios

No voy a aportar más ejemplos por una cuestión de extensión, pero sí quiero resaltar que, además de hablar sobre el silencio, las veteranas realizan silencios que tienen distintas posibilidades significantes y que tienen su propia materialidad. Materialidad, en tanto y en cuanto, el silencio se puede hacer (decimos “hagamos silencio”), se puede contar (“un minuto de silencio”), se puede romper.

Por mi parte, pude ver y oír los silencios en los llantos de estas mujeres, en sus autointerrupciones, en la sintaxis quebradiza de sus enunciados, por mencionar algunos casos. Se trata de “prácticas”, como sostienen Glozman y Herrera (2024) para diferenciarlas de los enunciados metalingüísticos sobre el silencio. Para analizar estos ejercicios silenciosos, que Winter (2019) llama “actos de no-habla performativos”, recurrí a herramientas de la sociolingüística -narrativas interaccionales, tesis de relato, suspensión de la acción, etc.- en una suerte de “sociolingüística del discurso” o “análisis del discurso sustentado en la etnografía” (Zavala, 2024).4

Como explica Arnoux (2000),5 el AD y la Sociolingüística, junto con las políticas lingüísticas, son tres tradiciones que han estado desde el comienzo en la reflexión glotopolítica. Sin embargo, como señala Zavala en su entrada para el blog de EDiSo,6 en Latinoamérica estas disciplinas suelen asociarse a comunidades académicas distintas, hecho que es necesario revisar.

4. Comentarios finales

En mi recorrido académico, la mirada glotopolítica y glotofeminista (Cuba, 2018), me permitió involucrar al análisis la dimensión agentiva de las hablantes y disolver algunas dicotomías naturalizadas, como silencio/pasividad, habla/poder, memoria/olvido, para distanciarme de la mirada esencialista de la epistemología patriarcal. Esto implicó considerar el silencio de dos maneras. Por un lado, entendido como práctica discursiva, el silencio es indisociable de la historia y de la ideología; por otro, entendido como acción social, puede afianzar o desafiar las relaciones de poder. La idea de silencio como acción social la tomo de lxs investigadorxs en Psicología Murray y Durrheim (2019), pero creo que se inscribe en ese “giro hacia lo social” con el que Anna DeFina (2023) caracteriza el escenario actual de los estudios del discurso.

Entonces, práctica discursiva y acción social. Si leemos estas dos dimensiones en relación con la lucha por la reparación histórica y como intento por redefinir la veteranía en tanto identidad y en tanto posibilidad de narrar experiencias de la guerra, los silencios de las veteranas son formas de “gestión de la memoria” (Pollak, 1986) sobre Malvinas. Es decir, el silencio no significa olvido -como se suele pensar-, sino que puede ser una forma de resistencia ante los discursos oficiales sobre la guerra y, en este sentido, el silencio es una acción glotopolítica.

5. Referencias bibliográficas

Arnoux, Elvira. 2024. “Historizando la Glotopolítica”, Documento de cátedra Sociología del Lenguaje. Filo UBA, pp. 9-14.

Arnoux, Elvira. 2000. “La Glotopolítica: transformaciones de un campo disciplinario”. En Alfredo Rubione (ed.) Lenguajes: teorías y prácticas. Buenos Aires: Instituto Superior del Profesorado “Joaquín V. González”.

Coles, Gregory & Glenn, Cheryl. 2019. “Gendering the Unsaid and the Unsayable”. En A. J. Murray y K. Durrheim (Eds.), Qualitative Studies of Silence. The Unsaid as Social Action (pp. 147-164). Cambridge / New York: Cambridge University Press.

Cuba, Ernesto. 2018. “Lingüística Feminista y apuesta glotopolítica”, Anuario de Glotopolítica, 2, 21-40.

DeFina, Anna. 2023. “Desde la crisis: una mirada hacia el futuro”, En voz alta, EDiSo, 04 de enero de 2023. https://www.edisoportal.org/es/blog/en-voz-alta/desde-la-crisis-una-mirada-hacia-el-futuro

Glozman, Mara y Herrera Aylén P. 2024. “Los sentidos del silencio en los movimientos argentinos de género”. Refracción. Revista de Lingüística Materialista, 10, pp. 92-108.

Marcellesi, Jean-Baptiste & Guespin, Louis.1986. Langages, n° 83.

Murray, Amy Jo & Durrheim, Kevin (eds.). 2019. Qualitative Studies of Silence. The Unsaid as Social Action. Cambridge / New York: Cambridge University Press.

Orlandi, Eni. 2015a. As formas do silêncio. No movimento dos sentidos. Campinas: Editora da Unicamp.

Orlandi, Eni. 2015b. Análise De Discurso. Princípios & Procedimentos. Campinas: Pontes.
Pollak, Michael. 1986. “La gestion de l’indecible”. Actes de la Recherche en Sciences Sociales, pp. 62-63, https://www.persee.fr/doc/arss_0335-5322_1986_num_62_1_2315

Salerno, Paula (en prensa). Mujeres en guerra: discursos de y sobre veteranas de Malvinas. San Martín: Unsam Edita.

Salerno, Paula. 2018. Islas Malvinas: Discursos presidenciales y su repercusión en la prensa (2004-2015). Repositorio institucional de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. https://repositoriosdigitales.mincyt.gob.ar/vufind/Record/Filo_400e7c48dfe991550fc6549db514201d

Scott, Joan C. 1985. Weapons of the weak: Everyday forms of peasant resistance. New Haven: Yale University Press.

Spivak, Gayatri. 1988. “Can the subaltern speak?” En C. Nelson y L. Grossberg. (Eds.), Marxism and the interpretation of a culture (pp. 271-313). Chicago: University of Illinois Press.

Visconti, Marcela. 2014. “Lo pensable de una época. Sobre La historia oficial de Luis Puenzo”. Aletheia, 4(8), pp. 13-27.

Winter, Jay. 2019. “Between Sound and Silence: the Inaudible and the Unsayable in the History of the First World War”. En A. J. Murray y K. Durrheim (eds.) Qualitative Studies of Silence. The Unsaid as Social Action (pp. 223-235). Cambridge / New York: Cambridge University Press.

Wodak, R. et al. 2009. The discursive construction of national identity. Edinburgh: Edinburgh University Press.

Zavala, Virginia. 2024. “Estudios del discurso y sociolingüística crítica, una articulación necesaria”, En voz alta, EDiSo, 14 de marzo de 2024. https://www.edisoportal.org/es/blog/en-voz-alta/estudios-del-discurso-y-sociolinguistica-critica-una-articulacion-necesaria


1 Este trabajo fue presentado en el 6to Congreso Latinoamericano de Glotopolítica, desarrollado en la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, los días 30 de septiembre, 1 y 2 de octubre de 2024.

2 Mi proyecto de investigación doctoral se puede leer en mi sitio web académico. https://acortar.link/PNbZkH

3 Es elocuente, en este punto, la película “La historia oficial”, de 1985, ganadora de los premios Oscar como Mejor película de habla no inglesa y Mejor guion original. Para una discusión, ver Visconti (2014).

4 Este análisis podrá leerse en Salerno, Paula (en prensa).

5 Este texto fue traducido al francés con el título “La Glottopolitique : les transformations d’un champ disciplinaire” y publicado en la revista Glottopol en julio 2019. https://acortar.link/NiboOg

6 Asociación de Estudios del Discurso y Sociedad.

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