Cecconi, Sofía
Introducción
La letrística del tango ha sido un territorio privilegiado para la manifestación de diversas figuras de género. Entre las femeninas, algunas han devenido clásicas: la milonguita, esa mujer con aspiraciones de ascenso social que deja el barrio y huye hacia el centro en busca de una vida mejor, siempre vista con malos ojos por la moral dominante; y la madre, mujer abnegada, buena y perfecta a los ojos del hijo, capaz del mayor de los sacrificios en pos de la felicidad de los demás. Ambas figuras, la heroína materna y la contraheroína milonguita, se nutrieron de y cristalizaron en un imaginario social que concebía a la mujer con base en un esquema binario: la buena mujer era la mujer-madre, orientada hacia el prójimo, siempre dispuesta a colocarse en segundo plano. Y por contraste, la mala mujer era aquella que no sólo huía de su destino de clase sino también de su destino de género, aquella que dejaba el hogar natal sola, siempre tentada por varones que le prometían una vida mejor. En la narrativa tanguera clásica, esta mujer gozosa, desafiante de la moral y las normas dominantes, se opone por el vértice a aquella otra que renuncia a un destino autónomo, dos caras de una moneda que presenta a las mujeres ocupando un claro lugar en ese esquema normativo.
Desde la emergencia y consolidación en la letrística del tango de aquellas figuras han pasado unos cuantos años y una marea de experiencias que han trastocado los modos tradicionales de concebir las diferencias de género. En las últimas dos décadas asistimos a un resurgimiento del tango en sus múltiples facetas: el tango bailado ha proliferado en milongas y espacios de encuentro; la producción musical de tango se ha revitalizado con una multiplicación de discos y propuestas que ensanchan sus fronteras; y el tango canción también ha visto incrementar su acervo gracias al aporte de nuevas generaciones de letristas que incorporan nuevas miradas y tropos. Uno de esos aportes viene de la mano de la producción de mujeres, que escriben letras de tango retomando aquellos arquetipos de género para deconstruirlos y rearmarlos en función de las nuevas claves epocales y generacionales. En este artículo analizaremos el modo en que se presentan en estas nuevas producciones aquellas figuras clásicas de lo femenino; el rol que se le asigna a las mujeres; y de modo más general, la manera en que las nuevas letras de tango recuperan, tuercen y rompen la tradición al presentar a las figuras femeninas. Lo haremos a partir del análisis de un corpus de letras escritas por mujeres, producciones que introducen en el género musical nuevas voces e imaginarios y tiñen al tango de nuevos colores. El tango “verde” es un tango contemporáneo que expresa y a la vez construye un nuevo imaginario, un tango en el que el diálogo con el feminismo se vislumbra como un camino posible.
El trabajo se organiza en cuatro partes. En la primera hacemos una breve digresión conceptual acerca de la noción de “género” y sus derivaciones en la teórica feminista para situar el análisis que realizamos en ese paradigma. En la segunda, revisamos las figuras tradicionales de género que el tango ha producido siguiendo el aporte de diversos autores y autoras. En el tercer apartado nos metemos de lleno en el análisis de las figuras que se articulan en las nuevas producción escritas por mujeres, mostrando como tuercen y resignifican la tradición. El trabajo concluye con unas reflexiones finales.
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