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¿Por qué hablas español y no náhuatl? Bueno, no solo fue por la Conquista

Plumas Atómicas

Que hayas dedicado días y semanas enteras de tu vida a aprender inglés, alemán o francés para desarrollar tu trabajo académico o tus posibilidades laborales no tiene absolutamente nada de malo. Todos sabemos que esos lenguajes son, hoy, herramientas necesarias para socializar y sobrevivir en un mundo altamente conectado y con una lengua franca que no es la nuestra (con todo y que el español sigue siendo una de las lenguas más habladas del mundo).

¿Te imaginas que en México el náhuatl fuera la lengua oficial (o al menos la más hablada)? Pues lo fue y por muy buena parte de su historia: la primera lengua franca del territorio sobrevivió conquistas, independencias y hasta revoluciones, de la misma forma como resistió campaña tras campaña de aislamiento. Sin embargo, hoy muchos hablamos español como primera lengua y se nos introyecta la necesidad del inglés, ¿cómo ocurrió eso?

Castellano, Náhuatl y la conquista

Empecemos por el comienzo. Y por ‘comienzo’ nos referimos, tal cual, al comienzo: la conquista. Para 1524, las bases del imperio español en América ya estaban consolidadas: las colonias se expandían al norte y al sur y Tenochtitlan se iba convirtiendo de a poco en la Ciudad de México.

El 17 o 18 de junio de 1524 llegaron doce misioneros franciscanos que tenían como única misión expandir el catolicismo en las nuevas posesiones de la Corona española. Fueron estos doce los encargados de iniciar ya no la conquista militar, sino la cultural: religión e idioma eran dos barreras imposibles de franquear sin traductores que comprendieran las dos culturas y cómo se podrían sintetizar, y de esos había muy pocos.

Se decidió utilizar el náhuatl como lengua de conquista por varias razones: era la lengua franca, buena parte de la población de la Nueva España entendía el idioma o, por lo menos, tenían suficientes personas bilingües como para facilitar la comunicación.

Al mismo tiempo, era la lengua del imperio ‘anterior’: la diversidad de lenguas indígenas se supeditaba al náhuatl y servía como un muy buen vehículo para transmitir ideas complejas de la cosmovisión católico-europea a una población  ajena a ellas. (Vía: Arqueología Mexicana)

La función política del náhuatl es evidente, entre otras cosas, en la amplia legislación que se traducía directamente a éste: edictos, sentencias y material religioso que servía no sólo para ‘conquistar’ sino para la vida cotidiana de los pobladores de una colonia rica y variada como pocas en el Imperio Español.

Esta lengua fue tan importante que, de hecho, fue de las primeras a las que se le construyó una gramática, siguiendo la de Nebrija, no por franciscanos, sino por jesuitas.

Sin embargo, la ‘identidad nacional’ (y por’nacional’ nos referimos a la criolla urbana) nunca habló náhuatl ni como marca de distinción.

Y en esas estaban, cuando llegó la independencia.

Español, francés, independencia y la Reforma

Todos nos sabemos esa historia: la Independencia de México no fue lograda por las tropas populares de Hidalgo, sino por secesionistas del ejército imperial. No fueron mestizos ni mulatos sino criollos los que determinaron no sólo ‘el destino’ sino las bases políticas, sociales, jurídicas y hasta lingüísticas de México.

Al momento en el que el último virrey firmó la independencia de México -y no, no es Juan O’Donojú, sino Francisco Novella y Azabal-, alrededor del 65% de la población en México hablaba una legua originaria, ya fueran monolingües o hablaran, además, español. (Vía: Yasnayá Aguilar, “¿Es México un país multilingüe?”)

El país no se fundó de acuerdo a su multiculturalidad o a su diversidad lingüística. Desde la Nueva España y, como escriben historiadores como Edmundo O’Gorman y Luis Villoro, en buena medida hasta nuestros días, es un recipiente en el que caben todos los sueños frustrados de la civilización europea.

Así en la ley y en su ‘identidad nacional’, México no fue una multiculturalidad americana, sino una hegemonía europea. Desde bien temprano en la modernización de México quedó claro que las lenguas indígenas no tenían lugar.

Gabinete del primer mandato de Benito Juárez
Gabinete del primer mandato de Benito Juárez (Imagen: Especial)

Juárez, el héroe de la Reforma, que nació hablando zapoteco, instauró en su gobierno políticas educativas que, en buena medida, fueron responsables directas del aislamiento y discriminación que observamos hoy.

Con todo y que Maximiliano es aplaudido como un emperador que quiso aprender náhuatl para ‘acercarse’ a sus súbditos, no dejó nunca de ser un europeo turista que, también, idealizó una situación de aislamiento por la que no hizo nada para eliminar.

Español, mestizaje y Revolución

Para cuando llegó la Revolución, el camino estaba más que determinado para las lenguas indígenas: como ‘herencia cultural’ fueron objeto de estudio y enaltecimiento, pero como lenguas vivas quedaron tan aisladas como las comunidades que las hablan.

La ‘alta sociedad’ porfiriana y postrevolucionaria aprendía francés y dejaba el inglés como una herramienta. En no pocas ocasiones, escritores como Manuel Gutiérrez Nájera insistían en que el primera era una pluma mientras el segundo un martillo.

El máximo invento de José Vasconcelos, el mestizaje, se convirtió en política de Estado: todos somos iguales, producto de la mezcla de razas que es la historia mexicana. Y al ser “iguales”, esa ‘raza cósmica’, se eliminan las experiencias de todos: la lucha contrahegemónica de la Revolución se adapta a los valores culturales y políticos de la clase dominante y, con ello, la revolución fue, en buena medida, nada más que un cambio de régimen.

Hoy, sólo 6.5% de la población mexicana habla una lengua indígena. 6.5% que, en muchas ocasiones prefiere que sus hijos ni siquiera los escuche hablar esas lenguas pues saben el estigma al que se enfrentarán. 6.5% que pasó años en escuelas ‘bilingües’ en las que se les forzó el español aún cuando su vida cotidiana era mixe, tzotzil o mixteco. (Vía: Yasnayá Aguilar, “¿Es México un país multilingüe?”)

¿Te hace racista hablar español o que elijas aprender una lengua europea por sobre una indígena? No, definitivamente. Sin embargo, negar que México tiene una muy larga, compleja y, sí, racista relación con las lenguas originarias y creer que la situación actual se dio por creación espontánea… bueno, deja claro que, en primera no sabes nada de la historia del país y, segundo, evidencia tu nula capacidad de hacer comedia inteligente.

(Por cierto… el ‘tolteca’ no es un idioma sino una cultura)

Por: Redacción PA.

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