Reseñas

Antonio Gramsci, Cuadernos de la cárcel. Cuadernos 1-5 (1929-1932). Cuadernos de la cárcel 6-11 (1930-1935). Cuadernos de la cárcel 12-29 (1932-1935).

Reseña de Diego Bentivegna para glotopolítica.com

A lo largo de este año 2023, la sección argentina de la editorial española Akal ha publicado los tres contundentes volúmenes de la una nueva edición de los Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci. La nueva edición íntegra del opus gramsciano, que llega con algo de retraso con respecto a la edición de la casa matriz madrileña, incluye los cinco primeros cuadernos, que Gramsci redactó entre 1929 y 1932, en el primer volumen; los cinco cuadernos siguientes, fechados entre 1930 y 1935, en el segundo, y los últimos cuadernos, cuando se produce una evidente aceleración del ritmo de escritura de Gramsci, los diecisiete últimos cuadernos, fechados entre 1932 y 1935, y que en parte se superponen cronológicamente con los del segundo volumen. De este modo, los lectores argentinos contamos con una nueva edición íntegra en castellano de los escritos del pensador y político, o mejor, del pensador-político italiano.

 

Esta nueva edición —con traducción y notas de Antonio Antón Fernández y con precisos textos introductorios a cada uno de los cuadernos a cargo de Anxo González— retoma y completa el impulso de la edición de 1975, publicada por el Instituto Gramsci y la editorial Einaudi a cargo de Valentino Garretana, que por primera vez puso a disposición de los lectores una edición ordenada y fiel de los cuadernos. Aquella de Gerratana fue una edición que, desde ese momento, ha sido aceptada como la versión autorizada de los escritos carcelarios de Gramsci, frente a la primera edición, de los años de posguerra, impulsada por Palmiro Togliatti, líder histórico del Partido Comunista Italiano y amigo de Gramsci desde la militancia juvenil de ambos en Turín antes de la toma del poder por parte de Mussolini.

 

A esa famosa primera edición de los escritos carcelarios de Gramsci, a cargo del filólogo Felice Platone, se debe la fortuna de la circulación inicial de los cuadernos, precedidos por la publicación de las cartas, en 1947. Es, con todo, una edición parcial que deja de lado una mole considerable de materiales y que está concebida como una eficaz herramienta de intervención en el debate cultural y político italiano —y, con el tiempo, europeo y mundial— de posguerra. Se trataba de una edición temática, poca atenta al devenir temporal y a las complejidades del laboratorio de escritura del escritor sardo: una edición valiosa para instalar y brindar principios de organización de una obra compleja y laberíntica en los debates contemporáneos pero que ignoraba los ejercicios de traducción a los que Gramsci se dedica durante un tiempo considerable, que pasa por alto también las notas tachadas o suspendidas y que oblitera algunas referencias que podían ser vistas como políticamente perturbadoras. Es esa la edición que se asocia con títulos que no estrictamente de Gramsci, como El materialismo histórico y la filosofía de Benedetto Croce (el primero en publicarse, en 1948) o Literatura y vida nacional, traducidos al poco tiempo de su edición castellana en la Argentina por impulso de Héctor Agosti y de la editorial Lautaro. De alguna manera, la edición del 75 reparaba lo que con el tiempo se fueron entendiendo como serias deficiencias de la primera edición. En efecto, la edición de Gerratana recuperaba un minucioso orden cronológico, reponía la importantísima mole de notas provisorias (algunas de ellas tachadas por el propio Gramsci), distinguía entre primeras y segundas redacciones de las mismas entradas, incluía las notas al margen, etc. E incorporaba, además, una cantidad extraordinaria de notas al texto, que permitían reconstruir una parte considerable de los nombres, los títulos y los acontecimientos nombrados y, lo que es mucho más problemático, aludidos a lo largo del complejo entramado textual de los cuadernos. La edición del 75 es la base de la traducción al castellano de los cuadernos organizados temporalmente, ya sin los títulos orientativos de la edición de Togliatti y Platone, publicada por la editorial Era y la Universidad de Puebla, de México, entre 1981 y el año 2000.

 

La cuidadosa y elegante edición de Akal repone, a través de un sutil y riguroso trabajo tipográfico, el conjunto de escritos carcelarios de Gramsci, que distribuye en tres grandes grupos: los textos que se presentan como primeras versiones de notas posteriores en cuadernos futuros; los textos que son nuevas versiones de aquellos textos esbozados en cuadernos anteriores; los textos que se presentan en una única versión. El texto de las notas contiene además las enmiendas y las tachaduras introducidas por Gramsci, así como los comentarios marginales introducidos por el pensador sardo.

 

El trabajo emprendido por Antón Fernández se apoya en toda una serie de trabajos de investigación y de edición de los materiales de Gramsci custodiados en la Fundación que lleva su nombre en Roma y donde se conservan los cuadernos originales. Se sostiene, en definitiva, en una filología gramsciana que dura casi ya medio siglo y que ha dado frutos considerables. Así, en los últimos años, los lectores que pueden acceder al italiano cuentan no sólo con una nueva edición de los escritos completos de Gramsci (no solo, por cierto, los carcelarios) que retoma y mejora la edición del 75, sino, incluso, con una edición anastática que reproduce cada uno de los cuadernos redactados por Gramsci tal como se conservan en los archivos de la Fundación.

 

Eso que llamamos Cuadernos de la cárcel no son, por supuesto, una obra. Son una serie de notas sobre temas que van desde la literatura popular, la epistemología materialista, la filosofía idealista, la cuestión del medio oriente, el lenguaje, los dialectos, el renacimiento, las comunas medievales, la cultura y la sociedad norteamericanas y sus proyecciones internacionales, el pensamiento de Croce, Dante, el teatro de Pirandello. Son notas que se refieren a todo, conectadas entre sí por relaciones sutiles y no siempre explícitas. Notas de diferente extensión, de diversa condición, en distintos estados de redacción, pero siempre provisorias y a menudo fugaces y enigmáticas, signadas por lo que en su momento Tatiana Schutz, la cuñada de Gramsci y una de las principales artífices de la conservación de los materiales carcelarios, llamo «lenguaje esópico».

 

Tan heterogéneos como el mundo político y cultural al que observan y del que se nutren Los cuadernos son, antes que nada, un proyecto, uno de los más intrincados y complejos que ha visto el siglo XX, que se emparienta con otros textos que comparten su condición desmesurada y provisoria, como la Obra de los pasajes que Walter Benjamin compila en los claroscuros de la Biblioteca Nacional de París o las páginas sobre lenguaje, cultura y literatura que Bajtin escribe obsesivamente en el frío de la Rusia de Stalin.

 

En sus largos años en la cárcel fascista, Gramsci trabajaba al mismo tiempo en varios cuadernos. Volvía, en la medida en que las autoridades carcelarias así lo disponían, sobre cuadernos y notas que había escrito tiempo atrás. Ahorraba papel omitiendo puntos y aparte o reduciendo el tamaño de la letra. Dejaba espacios en blanco para eventuales ampliaciones de notas, que nunca asumen el aspecto de textos cerrados y definitivos. Anotaba en los márgenes, ampliaba, refundía notas. Tachaba, enmendaba, reescribía. Hay, en este sentido, un ritmo de la escritura carcelaria que asumen los cuadernos y que ninguna edición, por más justa y rigurosa que se pretenda, puede reproducir. Hay en última instancia algo que permanece inaferrable de la escritura gramsciana, que se resiste a ser subsumida en el formato de lo impreso y del libro y que, acaso, con el tiempo, pueda ser mejor abordado con herramientas digitales. Un desafío, el de la edición digital de los escritos gramsciano, que seguramente será asumido con el tiempo. En tanto, esta edición de Akal es la más completa y actualizada del enorme e intrincado cuerpo de los escritos carcelarios de Gramsci.

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